Y siempre el mismo cielo, el mismo color,
las tardes
y su arrogancia,
su lenta arrogancia.
Todo se disuelve en mí,
porque tú no estás,
triste porque no estás.
Soy templo sin dioses.
. . . . . . . .
A veces miro a través de la ventana y no pienso en nada
. . . . . . . .
Silencio de marmota
y entre tú y yo un océano
. . . . . . . .
Las lágrimas son saladas porque provienen del mar
. . . . . . . .
Hermético es perfectamente cerrado.
Un beso entre dos rocas, saliva de escarcha, mi corazón en silencio.
Mudo es estar callado.
Y yo un árbol seco.
El otoño es la distancia entre los dos.
Días en los que no se ser con los demás,
días en los que me alimento por mi cuenta
y prefiero sentarme en el lado de la ventanilla.
Ausencia es falta.